Hace unos días me enteré de que #PaniniComicsEsp por fin (¡POR FIN!) iba a reeditar la obra maestra que es la última iteración de X-Factor con #PeterDavid a los mandos de la nave. De primeras me he dicho: de esto hay que hacer reseña si o si.
Pero entre que iba a tardar unos meses y soy un ansioso, y la horrible banda de un color al azar que le están poniendo a las colecciones dentro de la línea Marvel Collection… pues aquí estamos.
A ver, esto no falla, es un MUST como un castillo y tiene todo lo que un buen tebeo (y más si es de mutantes), debe tener: interacción y desarrollo de personajes a tutti, guiones con gancho e historias que te atrapan más por como te implicas con los protagonistas que por buscar la espectacularidad en plan blockbuster.
Añade un planteamiento fresco con tintes de serie noir, un enigma como es la srta. Miller (sabe cosas), y giros de guión que te dejan con la cadera rota casi a cada número, y bueno… pues a disfrutar. Pero es que aquí David además se quita de ataduras y restricciones de todo tipo para jugar con estos personajes “que a nadie interesaban” (como todo lo que parecen darle) y devolverlos a primerísima plana planteando una serie que es, de nuevo, de lo mejor que se pudo leer en su momento en todo Marvel. Y es que el que sabe, sabe.
El dibujo a mi me gustó y creo no le va nada mal. Es cierto que se sale mucho, al igual que la historia, del “canon” de serie de mutantes a ostia limpia. Y mira, yo hasta lo agradezco porque que bien queda. Pero como le suele pasar a David, te quedas con la sensación de que sus series hubiesen sido bombazos de contar con algún dibujante de primera línea. Que no es que #RyanSook lo haga mal, todo lo contrario, pero si en su lugar, por poner un ejemplo, hubiese estado @dav.aja… pues eso.
Así que si no lo habéis leído, o no lo tenéis, atentos a esa nueva edición. Si, a pesar de esa dichosa banda que no tiene ni pies ni cabeza y sólo molesta. Pero es que de verdad, de verdad, de verdad, que merece la pena.
Aprovechando la reedición por parte de ECC, tocaba relectura de The Authority.
Su primer tomo es el equivalente a este primer tomo de Norma, que comprende el primer arco argumental de 12 números, de unos Warren Ellis y Bryan Hitch inmensos.
Llegaba el año 2000 y tocaba el turno de nuevo a hacer los tebeos de superhéroes “más adultos” (no me cansaré nunca de esta cantinela cada década), y Ellis cogió los Stormwatch del sello WildStorm (su Justice League) y los remozó completamente. Se deshizo de personajes, evolucionó a otros, puso a algunos nuevos en el “traje” de los anteriores… metió en la batidora un montón de palabrotas y algo de hiperviolencia explícita (magistralmente dibujada por Hitch) y ale, a vender.
Y lo cierto es que es un buen tebeo. Entretenido, con muchas ideas, algunas incluso recicladas como básicas para el moderno Multiverso DC, con épica en cada página…
Y con un gran continuará para que al siguiente número llegaran Mark Millar y Frank Quitely. Pero eso lo veremos en el tomo 2. Próximamente en este mismo batcanal.
Empress. Otra “MarkMillar-ada”.
Pues… todavía tengo pendiente de leer Renacida, pero yo creo que aquí me bajo ya del Millarworld y de estas cosas tan vacías de contenido. Hay ideas chulas, pero poco o nada desarrolladas. Hay espectacularidad, pero mal entendida, como si estuviéramos leyendo un tebeo de Liefeld de los 90. Hay potencial, pero solo orientado al “que me hagan una peli de esto, por favor”. Muchos one-liners pero poco desarrollo de ningún personaje, su pasado o su futuro.
Es un artbook de Stuart Immonen, y eso siempre bien.
Para leerlo en unos minutos y entretenerte con los dibujos, pues vale. Para pagar dinero por el tebeo, no.
Aunque si a alguien le ha gustado de verdad como para recomendarlo, ahí están los comentarios, yo no he visto nada muy defendible pero acepto que me callen la boca de vez en cuando.
La previa de la previa, que últimamente los tebeos llenan más páginas con un evento que un diario deportivo con una final.
El número infinito de Cuenta atrás a infinito es una cosa muy introductoria al personaje de Adam Warlock, para que recordemos quién es, y cómo se va a enganchar al evento marvelita de verano.
Si no conoces mucho del personaje (como es mi caso, que yo de la Marvel cósmica no tengo apenas idea) o te mola Mike Allred (@allredmd, que si no es el caso te castigamos cinco minutos sin amigos), no es una mala compra.
En cualquier caso no es imprescindible para entender lo que vendrá, ya que realmente cuenta poco. El guión de Gerry Duggan (@digduggan) no añade mucho pero tampoco desmerece, que ya es algo hoy en día.
Alan Moore es un mago. Uno de los de verdad. Capaz de invocar cualquier ente tan solo con darle nombre. Y de esa magia nace Promethea.
Promethea es la creatividad hecha carne. Una entidad con cierto parecido a Wonder Woman que vive más allá de la realidad y es traída al mundo por novelistas, poetas y dibujantes de cómic que se ven inspirados por el mito.
El primer volumen sirve como presentación del personaje y está lleno de acción, rareza y, como no, magia. Pero es en el segundo en el que se exploran, literalmente, los caminos de la magia. Detrás, un mundo en el cambio de milenio (época en la que se publicó el cómic) pero a la vez futurista, con héroes científicos y super-villanos lisérgicos.
En este mundo oscuro solo ficción puede salvarnos.