Con lo mal que ha envejecido este #miercolesmanga hasta he dudado en traerlo, pero aunque sea por la curiosidad, vamos con ello. Jing, el rey de los ladrones, de Yuichi Kumakura.
Este manga del que sólo llegaron dos números a la lengua de Cervantes (que yo sepa), y donde el mismo editor reconocer que, sin tener un apartado gráfico muy comercial, han decidido tirarse a la piscina y probar con esta serie sólo por ver si funciona, me llamó lo suficiente con su segunda portada como para probar.
Una historia de ladrones en un trasfondo de fantasía urbana con muchas ideas originales, lastradas por los tópicos del género en el que quiere enmarcarse. Pero es que a mi me das una historia de ladrones y al menos me pica la curiosidad.
Y oye, la verdad es que es cierto que en su contexto original podía funcionar perfectamente. Nos lo trajo @norma_editorial y desde luego allá por el 98 se publicaba cada cosa, que me extraña que no funcionase al menos para finalizar su publicación.
No hubo suerte, y aunque visualmente no era espectacular, tenía su gracia, con historias gamberras como ellas solas que, por lo menos en estos primeros tomos, eran bastante autoconclusivas y ciertamente tópicas. Pero vamos, que con los pocos tomos que son al menos la podrían haber publicado completa. Si te arriesgas, al menos con estas cosas luego no te quedes a mitad de camino.
A mi personalmente el rollo de fantasía urbana siempre me ha gustado, y gracias a estos tomitos al menos pude conocer una serie que posteriormente, tendría su mejor versión en sus dos series de anime, especialmente la que trata el último tomo.
Así que desde aquí rompo una lanza por esos editores valientes, y agradezco su labor para traernos cosas que se salen de lo común, pero como digo, si te arriesgas hazlo bien de principio a fin. Que dejar historias a medias está feo (y por desgracia aquí eso se lleva mucho). Eso si, como digo, ha envejecido fatal.
(@hecdruiz)