Llegados al tomo cuatro toca recapitulación. Al Este del Oeste también hacen falta mapitas.
Hickman y Dragotta avanzan las tramas a la vez que nos recuerdan donde están situados en el tablero todos los peones, y el carrusel sigue girando.
Llegados al tomo cuatro toca recapitulación. Al Este del Oeste también hacen falta mapitas.
Hickman y Dragotta avanzan las tramas a la vez que nos recuerdan donde están situados en el tablero todos los peones, y el carrusel sigue girando.
Sigo con mi lectura de “Este del Oeste”, que continúa volándome la cabeza a cada tomo.
En este tercer volumen hace aparición la Eterna Nación, y comienza a dar sus pasitos por el mundo el hijo de… erm… el niño de la última foto, que tampoco es plan de spoilear.
No puedo alabar aún más a Hickman y Dragotta, porque esto es top ahora mismo, al menos de todo lo que estoy leyendo.
Este del oeste. Lo que viene siendo el medio. Este tebeo no se puede hacer mejor.
Con el primer volumen esto ya había cogido carrerilla, pero presentando ahora a los príncipes de El Reino y a los Rangers el molómetro se pone al once.
Magníficos guiones de Jonathan Hickman y fantabulosos dibujos de Nick Dragotta, que le encajan como un guante a esta historia.
MOAR.
Este del Oeste. Un wéstern de ciencia ficción de Jonathan Hickman y Nick Dragotta con tantas ideas por número que YO YA.
De esas cosas que coges torciendo el gesto mientras piensas “de aquí no puede salir nada bueno” y te golpea la cara con un guante de hierro que deja claro que te has equivocado.
Una historia loca sobre la muerte y una especie de Jinetes del Apocalipsis en un oeste norteamericano distópico dividido en diversos estados.
Y la muerte encuentra a una mujer, y tiene un hijo, y… vaya, muy parecido a otro tebeo que también he leído recientemente que no me ha gustado tanto. En unos días os hablo de él, para que esta no sea la semana de los wésterns alternativos.