De una época de los X-Men en la que la mayoría sólo recuerda los New X-Men de Grant Morrison, yo recuerdo con cariño los Xtreme X-Men de Chris Claremont y (sobre todo) Salvador Larroca. Excesivos, descentrados, con un millón de cabos sueltos inexplicados pero igualmente un intento (trasnochado) de traer de vuelta el tipo de historias de Claremont que hicieron grandes a los mutantes. A mí me valía.
Apenas me faltan unas pocas grapas para tener el volumen completo, y hace poco averigüé que este tomo que salió suelto en realidad eran números de la serie regular dibujados por Igor Kordey (o el hermano manco de Igor Kordey, kudos para quien recuerde de dónde viene este chiste). Me he hecho con él, y ya estamos un pasito más cerca de completar la colección.