DIE: que rueden esos dados.

Nueva #roleseña. Que no se diga que no le damos continuidad a las secciones (je). Una historia que podría resumirse en “el típico manga isekai a la americana”. Vamos, adolescentes del mundo real viajan al mundo de fantasía a vivir aventuras. Esta vez con un girito de tuerca añadido.

Supongo que si no eres lector de manga o de dicho género pueda resultar un planteamiento sorprendente o innovador… pero yo esperaba algo más aparte de tanta referencia constante que me ha llegado a resultar hasta cansina por tirar de las típicas. Por lo menos el final del tomo anima a seguir con su correspondiente cliffhanger, pero si el segundo va en esta línea seguramente me baje.

Personalmente, siendo el autor Kieron Gillen y con lo que he disfrutado con otros cómics suyos, esperaba bastante más. En cambio me sorprendió para mal (e incluso ofendió un poco) el plantear de nuevo un juego de rol como “peligroso”, que afecta a la vida de los personajes para mal, o presentar a los protagonistas como los típicos chavales con los que se meten en el colegio pero eh, ¡que luego en su imaginación ya son héroes! A ver si vamos saliendo un poquito del tópico, que ya cansa.

El arte de Stephanie Hans me parece muy potente, sobretodo en como juega con las formas geométricas y el uso de la paleta de color. Pero por contra hecho en falta cierta variedad conforme los personajes avanzan entre zonas o “reinos” de ese mundo fantástico. Todo parece casi la misma zona, siendo muy característico que en los mundos de fantasía de los juegos de rol, sus distintas zonas tengan una personalidad propia bien marcada, hacía que según iba avanzando me resultase algo pesado una oportunidad de explayarse perdida. Eso sí, al menos es un estilo que no deja indiferente a nadie.

En resumen, un valiente brindis al sol de cara al rol y a dungeons & dragons, que parece estar poniéndose de moda. Como iniciativa se agradece pero, a mi gusto, por ahora no pasa de ahí. Veremos como avanza. Y eso sí que sí: vaya PORTADOTES.

(@hecdruiz)