¿Una distopía postapocalíptica a lo Mad Max, y van los de Marvel y meten ahí a los X-men? Pues eso fue X-men 2099, que os traigo hoy para este #viernesvintage
Corría el año 1993 y Marvel, junto con mi querídisima Forum nos traían una road movie punkapocalíptica con una generación de mutantes en el nuevo universo futurísta que se habían sacado de la manga y que, aunque ahora nos suena bastante más cercano aquello de 2099, por aquél entonces era un lejano futuro para el que aún quedaba más de un siglo.
Aparte de otros personajes que tuvieron sus propias iteraciones en este nuevo trasfondo, como Spiderman o Punisher, John Francis Moore y el enormérrimo Ron Lim (que venía, como quien dice, de traernos su trabajo a los lápices en la saga del infinito tan de moda a día de hoy), nos trajeron su propia versión de los mutantes que apenas duró dos volúmenes y alguna que otra saga, pero que yo disfruté como nadie con mis diez añitos por aquel entonces.
La historia sigue principalmente el desarrollo de Timothy “Fitz” Fitzgerald alias Cráneo de Fuego (Skullfire) desde que pasa a formar parte del grupo de forajidos mutantes siendo un tímido y asustado chaval, en su lucha por la supervivencia contra las malvadas megacorporaciones que todo lo controlan, hasta llegar a ser el salvaje líder del grupo frente a los bandazos bipolares y la falta de liderazgo que demuestra el nuevo supuesto mentor de los mutantes. Todo esto mientras huyen a lo largo del desierto de Nevada de las mega corporaciones que los persiguen y los tachan de terroristas, en un entorno a medio camino entre el cyberpunk y la Cúpula del Trueno, con un estilo que en su momento me pareció romper todos los límites de la alucinancia.
Personalmente recuerdo que, de todas las colecciones de 2099, esta fue de lejos la que más me gustó. Si bien Spiderman 2099 me parece que contaba con el mejor protagonista, sin duda esta versión de los Xmen (totalmente infrautilizada y casi olvidada a día de hoy), nos trajo una historia de ritmo frenético, giros inesperados y diversión loca, donde todo valía y nada era blanco o negro.
Por suerte aún quedaba otro volumen donde todo cambiaría de nuevo.