Sigo con la relectura de Green Arrow, dos meses y pico después de la bajona que fue la llegada de Judd Winick a los guiones.
Se me habían quitado las ganas de seguir leyendo la colección… y no ha sido este “Los muros de la ciudad” el que me las ha devuelto, sino la siguiente colección en grapa que vino con el cambio de Norma a Planeta… pero de esa ya os hablaré en unos días.
En este tomo tenemos un par de números de relleno seguidos de la saga que le da título, sobre un poder sobrenatural que toma el control de Star City y blablabla, poco interesante. Phil Hester se pone vago y hace los peores números de su larga etapa (no están mal, pero lo sabe hacer mejor tal y como hemos visto en los treinta números anteriores). Y la historia intenta avanzar la relación de Oliver con sus secundarios (Dinah, Roy, Connor y ahora también Mia), pero a base de bajonas y malrollismo, cuando ya tocaban cielos rosas y nubes de algodón.
Relleno para seguir avanzando. Todas las colecciones tienen de esto de vez en cuando.